Hoy, la peor pesadilla de los centros de esquí cobra fuerza. Es que tras el año más seco desde que se tenga registro, el Covid-19 no solo anuló las esperanzas de un mejor invierno, sino que hizo aparecer el miedo a que por primera vez la temporada no se lleve a cabo. Pese a ello, los actores dan la pelea, y ya avanzan en cambiar su tradicional forma de operar para adaptarse a la pandemia.En marzo, cuando se daban a conocer los primeros casos de personas contagiadas de coronavirus en el país, los centros de esquí se fijaron la tarea de elaborar un plan de acción para proponerle a la autoridad que les permitiera operar bajo una nueva realidad. La experiencia internacional daba cuenta de que la crisis sanitaria podría extenderse, sin embargo, a diferencia de los centros del hemisferio norte que producto del Covid-19 tuvieron que cerrar anticipadamente, contaban con tiempo para prepararse de manera diferente para el inicio de la temporada 2020 prevista, en aquel entonces, para junio. Así, en colaboración con la Subsecretaría de Turismo, elaboraron un protocolo sanitario que hoy está a la espera de la aprobación del Ministerio de Salud.
El documento consta de 50 páginas e incorpora medidas que abarcan 14 ítems, con procedimientos especiales para el personal del centro de esquí, accesos, boleterías, áreas de renta de equipamientos, lockers para visitantes, embarque de andariveles, restoranes y hoteles. Por ejemplo, se reducirá el número de personas por andariveles aéreos a la mitad. También se potenciará la venta online de tickets y actividades para evitar aglomeraciones.
Sin embargo, los altos números de contagio del último mes alejan la posibilidad de dar inicio a sus operaciones incluso dentro de su escenario más optimista, que es dar el vamos a la temporada 2020 el próximo 1 de julio. Una expectativa que choca con la realidad.
‘Hoy no hay rubro o empresa que esté haciendo proyecciones muy certeras en comparación a otros años, porque es un año completamente distinto. Sí me podría aventurar a decir que el histórico millón de esquiadores que tenemos anualmente, entre el 35% a 40% son extranjeros. Pero creemos que es muy poco probable que vengan extranjeros a esquiar porque las fronteras están cerradas y probablemente va a pasar tiempo para que se abran. Hoy nuestro norte más que cantidad de gente, si serán 600 mil, 500 mil o 350 mil, no es tanto lo que nos mueve, sino que es poder operar en las condiciones más seguras tanto para el personal como para los visitantes, y no olvidar que son 15 mil las familias que viven de esto’, dice Francisco Sotomayor, gerente general de la Asociación de Centros de Ski de Chile (Aceski), que reúne a 12 de los 19 centros del país que concentran el 95% del mercado. Detalla que los socios generan alrededor de 5 mil empleos directos y unos 10 mil puestos de trabajo indirectos.
El difícil escenario al que se enfrentará el sector viene precedido de un duro invierno. El 2019 fue el año más seco desde que se tiene registro en Chile. El sector se lamenta porque tras ‘un año terrible’, una mala temporada difícilmente se repetiría este 2020. De hecho, las expectativas que se tenían, en términos de afluencia de público, eran buenas. ‘Nuestra industria tiene todos los años la incertidumbre de si va a nevar o no, y cuándo, y pareciera que este año vamos a tener la nieve -hay un frente que viene la próxima semana-, pero hoy no sabemos si nos van a dejar operar’, indica el gerente general de Valle Nevado, Ricardo Margulis.
Los problemas de movilidad, debido al cierre de fronteras, serán un golpe al turismo extranjero que están acostumbrados a recibir, principalmente de Brasil y Estados Unidos. En el negocio hotelero de Valle Nevado, por ejemplo, el 90% de los huéspedes son extranjeros. En esquiadores que van por el día, los visitantes de otros países alcanzan un 25%. ‘Hasta fines de febrero y comienzos de marzo el nivel de reservas hoteleras venía por encima del 2019’, dice Margulis.
Pese a la incertidumbre, la industria está haciendo la bajada del protocolo diseñado por Aceski en los centros.
El gerente general de El Colorado y Parques de Farellones, Peter Leatherbee, cuenta que limitarán sus cupos de visitas al 50% de capacidad de estos centros. ‘El Colorado lo vamos a limitar a 3 mil personas por día y Parque Farellones, a 2 mil personas’, explica. Por esta razón, añade, la venta de tickets será sólo a través del canal online para reservar un cupo y las compras de clases o arriendos serán de manera virtual. Para atraer público, relata que están trabajando con sus auspiciadores propuestas que atiendan ‘la nueva forma de subir a la montaña’ con cupos limitados y ofertas especiales. ‘Nos estamos adaptando fuertemente’, indica.
Valle Nevado también analiza implementar una medida similar. ‘Vamos a tener que limitar la cantidad de tickets que vamos a vender. No hemos fijado el número porque estamos aún estudiándolo’, indica Margulis. Sin embargo, enfatiza en que ‘la situación económica del país, por un lado, y las aprensiones de las personas, por otro, probablemente hace caer la demanda también, y quizás se ajusta sola’.
Mayor optimismo es el de la subgerente comercial de La Parva, Camila Margozzini: ‘Para este año consideramos que el solo hecho de ir a la naturaleza después de un encierro tan prolongado hará que tengamos una mayor afluencia de público que el 2019’, señala. Y es que el año pasado, la sequía que afectó a la zona central disminuyó fuerte las visitas.
De todas formas, los operadores de estos centros destacan la resiliencia del sector gracias a la reconversión que han realizado en los últimos años para adaptarse al cambio climático y estar vigentes todo el año. Y es que con la despedida de la nieve, los centros inauguran cada año la temporada estival con calendarios con rutas de trekking, bike park y paseos.
Aunque impulsar actividades de verano cada año cobra más relevancia, el negocio principal sigue siendo, por lejos, el invierno. Por eso, la inquietud hoy es que su peor pesadilla -que no puedan operar- se cumpla.